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El pensamiento crítico: ¿antídoto contra el descontento?
Sensación de descontento, de malestar, de que las situaciones se presentan como intolerables, de que ya no aguantamos más… ¿No es el descontento una nota característica de la realidad contemporánea? ¿No es una suerte de dato de nuestra conciencia y experiencia cotidianas? Desde el No más AFP, pasando por paralizaciones sectoriales, hasta el Ni Una Menos… y la lista podría ser larga; y en miras del auge de los movimientos políticos reaccionarios, de la constatación de las injusticias, de la desigualdad, de la explotación, de la violencia del día a día, pareciera que no damos más, y que por ello se instala, parafraseando un famosísimo ensayo, un malestar en la cultura, en la convivencia, en nuestra experiencia cotidiana.
Ante esto surge, inevitablemente, la pregunta: ¿qué hacer? La rebeldía es una posibilidad. La indiferencia, la apatía, el desinterés, otra. Hay muchas más. ¿Podrá haber alguna respuesta en el pensamiento?, ¿en lo que se ha denominado y podemos aún denominar como pensamiento crítico? ¿Podrá ser el pensamiento crítico un antídoto contra el descontento y el malestar? Presumiblemente no: acaso no sea razonable suponer que el pensamiento, y el pensamiento crítico, comporten un cambio rápido, inmediato y efectivo, de las situaciones que generan descontento. Sin embargo, sí es sensato suponer que pensar críticamente –o, si se quiere, procurar repensar, o pensar de otro modo las cosas que comúnmente damos por sentadas– pueda ayudar, cuando menos, a adoptar otra mirada sobre las cosas y el mundo… y que esta nueva mirada pueda conllevar, quizá, un replanteamiento de las situaciones que nos agobian y, por lo tanto, una mitigación, aunque parcial, del descontento.
El desafío del pensamiento crítico no apunta necesariamente a buscar algún antídoto al mal que nos aqueja. Apunta, más bien, a tratar de elaborar adecuadamente las preguntas –quizá también algunas respuestas– sobre las situaciones que se nos presentan como inaceptables. El pensamiento crítico es, quizá, sólo un esfuerzo por repensar de otro modo las coordenadas del mundo y de las situaciones que nos molestan. Esto no es poco, por cierto. Y sus potenciales políticos y emancipatorios pueden ser de grandes proporciones.
Es a plantear éstas y otras cuestiones a lo que se aboca el Diplomado en Pensamiento Crítico, el cual se perfila como una introducción a los principales problemas del pensar crítico, de cara al mundo contemporáneo, y con un énfasis especial en problemas concernientes a América Latina y Chile.
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